Hoy, 15 de Octubre yo seré uno más entre la marea de personas de todo el mundo que alzamos la voz, unidas para conseguir cambiar el rumbo de la incivilización que nos tortura a diario con sus políticos corruptos, sus sistemas financieros intocables, sus malas decisiones que favorecen siempre a los mismos, su total falta de respeto por el medio ambiente. Como siempre, habrá quienes digan que esto no servirá para nada, que es una manifestación más, que somos unos perroflautas y toda la sarta de adjetivos con que siempre nos regalan, pero es igual, el cambio de conciencia global que es palpable por mucho que se quiera mirar para otro lado y la capacidad para organizarnos a nivel planetario, indican que no es una manifestación más, se trata quizá de la Primera Manifestación Mundial.
Los cambios se originan a partir de la toma de conciencia, de las ideas, y esta manifestación expande esa conciencia y grita en todas las direcciones que no somos pocos, que somos muchas las personas en el mundo las que estamos buscando maneras alternativas de hacer las cosas. Pero, como decía un amigo en la última Asamblea de mi pueblo, debemos tener cuidado, las manifestaciones no son el fin, no son nada sin el trabajo diario que hay que realizar para que esta toma de conciencia llegue a buen puerto y no naufrague en el mar abotargante de nuestro día a día. Todo el que tome conciencia debe asumir la responsabilidad moral que conlleva. Salir a la calle con pancartas está bien, pero es sólo la parte más lúdica del trabajo que tenemos por delante si realmente queremos cambiar la sociedad en la que vivimos.
Por eso el 15 de Octubre me manifestaré, pero al día siguiente acudiré a la Asamblea de mi pueblo, y al día siguiente quizá redactaré un acta y al día siguiente pensaré en propuestas para luchar contra la privatización del polideportivo de mi pueblo, y al día siguiente me informaré sobre lo que se habló en el último pleno municipal, y al día siguiente… Esa es la democracia participativa que buscamos e intentamos promover. Ciertamente el ritmo de vida que llevamos es prácticamente incompatible con esta forma de democracia, pero hay que darse cuenta de que el ritmo de vida que llevamos también puede y debe cambiar. A mí me faltan horas en el día, pero es un honor poder decir que estoy aportando mi minúsculo granito de arena al cambio que ya está en marcha.
¡BUEN 15-O PARA TODO EL MUNDO!