Ayer por la noche, entre las 9:30 y las 10:30, estuve viendo la última emisión de CNN+. Me dio pena ver las postales de despedida que habían preparado y también la despedida del presentador del noticiero de la noche, así como la de algún corresponsal.

Esta mañana al levantarme mi primer objetivo fue encender la televisión para ver qué había en el sitio en el que solía estar CNN+. Qué impotencia, qué indignación al ver que había una portada bastante pobre de «Gran Hermano 24 Horas» que se repetía una y otra vez sin cesar como un mantra de evocador de los tiempos absurdos en los que vivimos.

Tiempos absurdos estos en los que un canal de noticias y entrevistas de gran calidad es sustituido por un canal de bazofia televisiva debido a su -dijeron- «inviabilidad económica».

No sé cuánto de cierto hay en ello ni tampoco me interesa saberlo. Ciertamente, si llevas 10 años perdiendo dinero con un proyecto que no consigues rentabilizar, no queda más remedio que darle finiquito. Lo grave no es que lo hayan cerrado por inviable, lo grave es que un proyecto de infinitamente peor calidad y nulo contenido sí salga rentable.

¿De verdad la gente es tan mema?. Intento consolarme pensando que el rollo de la inviabilidad económica no es más que una excusa barata y que en realidad lo que ocurre es que se está llevando a cabo un enorme plan a escala internacional para convertir al ser humano en un ente desinformado sin capacidad crítica para que los cuatro poderosos de turno lo tengan más fácil a la hora de controlarnos.

Vaya maneras tengo de consolarme…

En fin, querida cadena CNN+ que el 28 de diciembre de 2010 emitiste por última vez: Hasta siempre. Borraré el canal de mi televisor. No estoy dispuesto a ver aquello por lo que te han sustituido ni siquiera haciendo zapping.